Por muchos años, la gestión de riesgos se ha enfocado en reportar a los directorios y altos mandos, y se ha caracterizado por ser un programa construido y ejecutado de manera externa a los procesos operativos y estratégicos de las empresas. Este modelo no es el más efectivo para enfrentar los riesgos que genera un mercado que cambia cada día; es por ello que se debe cambiar al nuevo enfoque de rendimiento maximizado por la gestión de riesgos (Risk-enabled performance management), que permite crear una ventaja competitiva.
“Este nuevo enfoque de gestión de riesgos y sus características permite mejorar resultados de negocio en tres ejes: crecimiento de ingresos y rentabilidad, optimización de la eficiencia del capital y protección de la empresa y sus activos”, comenta Fabiola Juscamaita, socia de consultoría de EY Perú (antes Ernst & Young).
El cambio de paradigma sobre la gestión de riesgos resume que la gestión de riesgos esté vinculada al complejo mundo donde operan las empresas, basado en el conocimiento sobre la importancia de la incertidumbre, y tiene incidencia en todas las operaciones de una empresa. Por último, tiene que focalizarse en la captura de mejores oportunidades.
Para aplicar este tipo de nueva gestión de riesgos, es necesario que las empresas conozcan la naturaleza y el impacto de la incertidumbre del mercado para poder mejorar la toma de decisiones. Esto se puede llevar a cabo de tres maneras:
- Determinar cuáles son las incertidumbres clave que enfrenta la empresa en relación con los resultados de negocio.
- Alinear el perfil de riesgo de la compañía con la aversión al riesgo que tiene la empresa.
- Integrar la gestión de riesgos directamente al proceso de negocio de la compañía.
Las decisiones y procesos de negocio basadas en este nuevo enfoque de riesgos provee un mejor vínculo con el balance de pérdidas y ganancias, conectando insights de riesgo con la protección y creación de valor de una forma más tangible.
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