lunes, 15 de septiembre de 2008

Los empresarios y el poder

Del baul de los recuerdos recupero esta vieja entrevista a uno de los académicos más importantes del país: Francisco Durand. Desde su posición como profesor de la Universidad de Texas examina el quehacer del empresariado peruano con la misma agudeza –o quizás mayor– con la que operaría un investigador presente en el país.

Sorprende que la lejanía no le impida estar al tanto de los movimientos económicos y sociales del país y que ella no sea obstáculo tampoco para otorgar, a la distancia, excelentes entrevistas sobre el tema que domina: los empresarios.

Las siguientes son las declaraciones que brindó acerca del tema «Los empresarios y el poder» y que sirvieron de material invalorable para la elaboración de un artículo sobre este tema en abril de 2007 para la revista Business.

Durante el gobierno de Fujimori hubo empresarios que asumieron cargos ministeriales, ¿cómo calificaría el desempeño de estas personas en la administración pública?
Varios de ello destacaron como ministros fuertes, sobretodo en dos carteras, el MEF y el viejo Ministerio de Industria. Fueron fuertes por representar el sector privado, el motor de la economía, y manejar sus carteras con más independencia de la política. Eso fue al principio, pero luego entraron a tomar decisiones como los decretos secretos que condujeron a juicios posteriores, indicio de que se inclinaron ante el poder presidencial perdiendo la capacidad de decir «no». El caso de [Carlos] Boloña el 2000 y el pago de la «CTS» de [Vladimiro] Montesinos es indicativo; él fue el ultimo, pero no el primero, de esa convivencia con los políticos.

¿Diría que el gobierno de Alberto Fujimori fue el gobierno en el que los empresarios detentaron más poder?
Creo que el de Fujimori fue «el gobierno de los empresarios», como lo fue el de [Manuel] Odría en los años 50, y el público así lo ha percibido hoy, también los propios empresarios, que siempre han sostenido que «ningún presidente ha sido tan bueno para nosotros como Fujimori».

Ahora que ha concluido el gobierno Alejandro Toledo, ¿diría que fue un gobierno más, o menos, pro empresarial que el de Alberto Fujimori?
Fue totalmente proempresarial, a pesar de tener algunos ministros independientes en Educación y Trabajo, gracias a que mantuvo el rumbo de la política económica sin variaciones y por entregar la cartera del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) a Pedro Pablo Kuczynski y su operadora Cecilia Blume. Ambos lo manejaron teniendo en cuenta primero y siempre el punto de vista empresarial corporativo, pero el internacional, más que el nacional, en tanto se olvido del empresario nacional en general y de los pequeños y medianos empresarios nacionales en particular.

¿Cambiaron con Toledo los mecanismos mediante los cuales los grupos de poder se relacionaron con el gobierno?
No, en ese sentido, siguió con el patrón de relaciones inaugurado por Fujimori en 1990.

La bonanza económica que dejó Toledo ¿es fruto de estas relaciones?
Es fruto sobretodo de la mejora de los términos de intercambio, que duplicaron el valor de las exportaciones «a pesar de Toledo», que gobernó con poca fuerza y se perdió en miniescándalos, pero también porque en su gobierno maduraron megaproyectos de inversión exportadora (Antamina) o se iniciaron algunos (Camisea).

¿Se han reformulado nuevamente las relaciones con el ingreso de Alan García y el APRA al gobierno?
No, para nada, sigue siendo «mas de lo mismo» y la prueba esta en el nombramiento de Luis Carranza del BBVA en el MEF y la repetición del mismo estilo de gobernar separando la economía de la política y dando preferencia a las preocupaciones de las corporaciones.

¿Las relaciones entre empresarios y gobierno cambian de acuerdo a si el país se encuentra en una bonanza o en una crisis?
Ciertamente, se ponen mas tensas en una crisis por razones sobretodo fiscales. Se ve incluso con Fujimori, que elimino algunas exoneraciones mineras y dejo de extender el DS 120-94 EF, que dio lugar a tantas fusiones y privilegios tributarios que hasta hoy traen cola. En una crisis los gobernantes piensan si los empresarios «se portan bien» y si se merecen seguir apoyándolos. En bonanza las relaciones son menos tensas, hay menos lugar para sorpresas o giros, pero eso también depende del estado mental o la personalidad de cada presidente.

¿Son los grupos empresariales más permanentes en el poder que los grupos políticos? ¿Es esta una característica peruana?
Obviamente, los políticos pasan, los grandes empresarios quedan. En las corporaciones puede haber crisis de sucesión, caso de los grupos de poder nacionales, pero ocurren muy de vez en cuando, y en las corporaciones cambios de gerente (por ejemplo, la salida de Susana de la Puente Wiese de su puesto de poder), pero son infrecuentes mientras que los políticos tienen menos vida en puestos de poder.

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